Desde que Lola ha aprendido en el cole que el mes de mayo es el mes de la Virgen, el mes de las flores, todos los días antes de subir a casa quiere traer una flor, ¡de dónde sea!, así que una mañana le dije de ir a buscar flores y hojas secas de colores que hubiesen en el jardín de lo abuelos, le encantó la idea, y, entre las dos, empezamos a decir colores y a ponerlos en un papel, para esta actividad, su abuelo Santiago le dio una cesta como la del cuento de "caperucita roja"  y ella... tan feliz (pero sin querer separarse de mí) recorrió el jardín un par de veces e hicimos juntas una buena recolección, la cual ha decidido guardar.

El hecho de jugar en un entorno diferente al de todos los días ha sido muy gratificante, he podido observar lo que ha disfrutado oliendo, tocando, quejándose de algún que otro miedo, y creo que hoy ha aprendido entre otras cosas, la importancia de respetar y cuidar la naturaleza, porqué no se deben arrancar flores por muy bonitas que sean, cuales eran las que podíamos coger, saber encontrar la belleza en lo que hay en el suelo, escondido entre la tierra, etc.

Ha sido una experiencia que sin duda recomiendo.