Nos encanta el enfoque Reggio Emilia, pero también versionarlo a nuestra manera, creo que el detalle de la estética es algo importantísimo y de gran importancia en el juego libre.

Aprovechando una mini siesta de Alba, y que Lola  estaba desayunando, he cogido algunas de nuestras "piezas sueltas" que hemos añadido recientemente a nuestra colección, con ellas he formado un bonito mandala.

El objetivo es que las niñas lo disfruten juntas, puedan interaccionar entre ellas, además de aprovechar los beneficios que aporta, ya que es una actividad relajante, atractiva , y en la cual  focalizamos nuestra atención en un proceso creativo.

A Lola creo que lo más le ha gustado ha sido descubrir el olor del serrín, me lo ha dicho muchas veces, "mmmm que bien huele, mamá huele", a continuación esparcirlo, sentirlo en sus manos, pies y ¡en los de su hermana!.

Alba se ha entretenido muchísimo explorando cada pieza, además de intentar llevarse cada una a la boca, es por eso que he estado pendiente en todo momento, además, encanta jugar con ellas.

Juntas hemos manipulado todas las texturas, escrito en el suelo, creado formas, figuras, jugado a ser cocineras y Alba ha intentado degustarlo ¡todo!