De un mandala, a la casa del Lobo feroz

Finalidad:

Ayudar en el desarrollo y formación de la autoestima, favorece la expresión de sentimientos, comunicación, percepción y la organización, serena, tranquiliza, fomenta una personalidad  creativa e inventiva, facilita la atención, concentración, psicomotricidad fina, coordinación óculo-manual, control postural, desarrollo de los sentidos, discriminación sensorial, diferenciar distintas texturas, etc...

 

Edad recomendada:

Para todas las edades

Materiales:

Piezas sueltas  (troncos, tapones, piedras, pinzas, conchas, pompones, hojas secas, etc) y a disfrutar de la imaginación.

Descripción de la actividad:

Disfrutar del juego “ no estructurado”, es otra manera de jugar.
En esta ocasión, he preparado un tipo de mandala utilizando distintas piezas de juguetes que tenemos en casa. He aprovechado cuando aún dormían para poder prepararlo con tranquilidad y así, ver su reacción al encontrarselo, que por supuesto, ¡les ha encantado!. Ha sido la primera vez que han estado más tiempo entretenidas, sobre todo Lola, que conforme su hermana tiraba las piezas ella las iba recogiendo y amontonando.

Como le encanta el cuento de los tres cerditos, ha cogido sus marionetas y ha decidido que su construcción era la casa del lobo. He disfrutado mucho oyéndola recitar/tararear/cantar/ y versionar a su manera  el cuento haciendo sus propios monólogos y contándole a su hermana porqué el lobo estaba escondido en esa casa.

Cosas a tener en cuenta:

Siempre realizar la actividad bajo la supervisión de un adulto, sobretodo si vamos a usar piezas muy pequeñas.

 

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